Comenzar un proyecto de compostaje es un paso maravilloso hacia un estilo de vida más sostenible. No obstante, en este camino, una de las preguntas más comunes que surgen es sobre cómo almacenar el compost correctamente. ¡Pero no temas!, que aquí te contamos todos los trucos y consejos que necesitas saber para convertirte en un verdadero maestro del compost.
Antes de comenzar...
Recordemos brevemente que el compostaje es un proceso natural que transforma los residuos orgánicos en un abono rico en nutrientes que mejora la salud de nuestro suelo. Ahora, antes de entrar en detalles sobre cómo almacenarlo, es importante tener en cuenta las condiciones que facilitan el compostaje, ya que dependiendo de factores como el espacio disponible, el clima y el tipo de residuos a compostar, puedes escoger entre diferentes métodos de compostaje.
Para aquellos que disponen de un espacio exterior como jardín o terraza, la vermicompostera puede ser la solución ideal. Este método utiliza lombrices para descomponer los residuos orgánicos, generando un compost de alta calidad. Por otro lado, la compostera giratoria es una excelente opción si tienes un espacio más limitado. Gracias a su mecanismo giratorio, este contenedor facilita la aireación y mezcla de los residuos, acelerando el proceso de compostaje.
Entonces, ¿cómo almacenar mi compost?
Una de las formas más sencillas de almacenar compost es cubriendo una pila en el suelo con una lona o lámina de plástico. Esto mantiene la pila húmeda y protegida de las inclemencias del clima. Pero ten cuidado, ¡no queremos convertir nuestra preciada pila de compost en una piscina! Así que es importante asegurarnos de que aún se filtre un poco de humedad.
Si dispones de un espacio limitado, puedes almacenar tu compost en bolsas de plástico o en contenedores, siempre asegurándote de mantener el compost ligeramente húmedo y revuelto. Si tu compost se seca, no dudes en rociarlo ligeramente con agua.
En cuanto al clima: el compost puede seguir produciéndose en invierno, aunque a un ritmo más lento. Durante estos meses más fríos, es importante cubrirlo para protegerlo de las heladas. Por otro lado, en verano, tu compost requerirá un cuidado extra para evitar que se seque. Recuerda regarlo con frecuencia y cubrirlo para protegerlo del sol directo.
Un punto esencial para recordar es que el compost debe mantenerse aireado y húmedo. Su riego va dependiendo del clima y el tipo de compostera, pero una buena regla es mantener la pila tan húmeda como una esponja bien exprimida.
Para saber que tu compost está listo tienes que asegurarte de que posee una textura desmenuzable, un color oscuro y un olor agradable a tierra.
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Recuerda que lo ideal es utilizarlo lo antes posible para aprovechar al máximo los beneficios del compost. Sin embargo, si necesitas almacenarlo, procura hacerlo en un lugar seco y oscuro. Tampoco dudes en agregar más "alimentos" a la pila si lo vas a almacenar por más tiempo.
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